Blog personal, Acerca de las vivencias ocurridas en mi vida, o de otras personas, y cosas que me interesan o me gustaría comentar.

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lunes, 25 de enero de 2010

4. Hacia Desamparados


Ya tenía la edad de 4 años, y mi madre un nuevo y mejor empleo, situación que nos hizo abandonar Calle Blancos y todas mis amistades de tan corta vida, y dejarlos abandonados para siempre, para irnos a vivir a Desamparados, lugar del que no saldría hasta tener 22 años.

Nuevamente otra mudanza hacia una casa mejor y más grande.
Vivíamos en una alameda cercana a una plaza de fútbol, y a una escuela.
Nuevas amistades que aún perduran, nacieron en esa calle.

Recuerdo cuando jugábamos escondido, y casi nunca me encontraban porque me iba a esconder a mi casa, me metía por el patio, comía o veía tele, y luego salía de nuevo por atrás. Jugábamos bolinchas, quedó, trompo, faja caliente, con carritos de metal, etc., los juegos eran por temporadas, hasta el juego tonto de ir tocando timbres en las casas, o colarnos en los buses.

Cerca de la plaza existía un cafetal, y al puro fondo de éste, había un árbol tirado, estaba quemado, era hueco por dentro, e inmenso… le llamábamos el tronco hippie, porque era el lugar nocturno que escogían los mariguanos y parejillas para ir a hacer de las suyas.

Y más al fondo de este tronco existía un cementerio de carros, el cual en el día, era nuestro territorio.
Una vez llegamos mis amigos y yo, y una pandilla de chiquillos habían tomado nuestros trofeos de autos destartalados, y estaban encima de ellos jugando…eso nos molestó de sobremanera, ya que eran nuestras pertenencias.

En segundos, se inició una batalla a pedradas y palos, ellos defendiendo su lugar, y nosotros queriéndolos echar, no recuerdo cuantos éramos, tal vez 10, contra casi la misma cantidad…teníamos nuestras flechas, hechas con un tronco y una liga con un pedazo de cuero, o a mano limpia tirábamos las piedras o palos.
Logramos hacer que se retiraran, y subimos felices de nuevo a nuestros autos viejos a jugar…pero al momento, ellos volvieron con refuerzos.

Nos tomaron por sorpresa, sentíamos que eran miles, y más grandes, nos defendíamos, pero las piedras nos llovían por montones, hasta que sentí un golpe… y creí que sudaba profusamente por mi frente, pero me invadió un olor a sangre por toda mi nariz, eso hizo que me llevara la mano a mi frente, y sintiera un enorme hueco en ella, en el cual, la piel se hundía cada vez más y mi cara se llenaba de un líquido espeso y caliente…al verme mi mano llena de sangre, empecé a llorar y madrear a todo el mundo…en esos instantes mis amigos me agarraron de los pies y los brazos, y fui arrastrado por todos ellos, hasta nuestro barrio.

Fui el único herido de esa batalla, la cual me hizo conocer de nuevo la Cruz Roja del nuevo lugar.

No volvimos al cementerio de autos, en mucho tiempo, y preferimos jugar mejor en el tronco hippie. El recuerdo de ello, aún lo ando pegado en mi frente.

Fui la burla por varios días, y más porque me dijeron que la persona que me derribó ese día, había sido una mujer…ya estaba aprendiendo lo peligrosas que son, desde temprana edad.
En El Porvenir de Desamparados, con mi camisa del hombre nuclear

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Será natural que los hombres sean así de desastrosos como lo estoy leyendo en su blog? ¿Es naturaleza masculina, majadería o el simple hecho de ser unos insolentes malcriados que hacen cosas sin pensar?
Mi mamá me tuvo que cuidar mucho o me educaba bien, porque NUNCA en mi vida he entrado en un hospital, nunca me he quebrado algo, ningún esguince por practicar danza (siquiera), NADA. Y si me he lastimado, todo ha sido por culpa de los demás (¬¬ Dos accidentes en moto, en los que salí un poco herida, sin necesidad de ambulancia, fueron culpa de mi papá y un empleado de mi papá).

Carlos Cascante dijo...

Gaby: Yo creo que si es la naturaleza del hombre...y la época, ya que antes los juegos de los niños, eran muy diferentes a los de los chamacos de ahora , eran más en la calle que adentro de la casa.
Con los accidentes, es pura suerte, a decir verdad, solamente una vez he ido al hospital en 42 años, eso fué cuando tenía 21 años, cuando me amputé 2 dedos de la mano en el trabajo.
Es más... ese será mi siguiente Post, que próximamente lo podrás leer.
Antes lo más fácil era llevar a la gente a las cruz rojas más cercanas cuando eran accidentes menores.
Otras veces me caí en moto, cuando fuí mensajero, y uno va al hospital, pero solamente para que lo incapaciten, porque la verdad, no le hacen mucha cosa.
Pero pura vida por estar por aquí, para que conoscas como se vivía hace muchos años.

mario sanchez dijo...

Carlos L Cascante A ... mae como vas?
un placer despues de tantos años volver a oir de esta historia , sobre todo porque yo también fuí parte de ella .... la mujer que te pegó la pedrada era ya mayor casi de unos 15 años y siempre que me veia me perseguia para pegarme ... vieja C
un abrazo

Carlos Cascante dijo...

Mario: Creo que si te conozco, eramos compañeros de la escuela?....vivías al fondo de la alameda, y tu hermano era corredor?...jaja un gusto saludarte de nuevo, que cosas de la vida