Blog personal, Acerca de las vivencias ocurridas en mi vida, o de otras personas, y cosas que me interesan o me gustaría comentar.

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lunes, 25 de enero de 2010

3. Un nuevo rumbo


Soltera y con un hijo, mi madre y yo empezamos a rodar por varias casas, primero con varios familiares, entre tías y primos.

Recuerdo que dormíamos en un camarote, y yo siempre estaba solo, ya que mi mamá trabajaba de día, y estudiaba de noche, situación que me hacía a veces un poco conflictivo con las demás personas… yo era la razón por la cuál andábamos rodando de lado en lado, y siempre arrimados.

Hasta que mi mamá se dio cuenta que a mi y a mi primo, de la misma edad (3 años), nos subían encima de la refrigeradora para que no molestáramos.
Esta situación, hizo a mi madre sacrificar un poco de estudio y dinero, e ir a alquilar una casa en Calle Blancos, y pagar a una chiquilla para que me cuidara.

Pero al final yo terminé cuidando a la que me cuidaba, ya que un día llegó un tío mío, y le gustó la chiquilla, claro ella era bonita y tenía 15 años, y el trató de besarla…eso no me gustó para nada, y sin pensarlo 2 veces le dí un patadón a mi tío, por donde no debía…ella se encerró en un cuarto, y cuando llegó mi mamá, me lo canté al hombre….le pegaron una regañada y lo echaron de la casa, lo extraño del caso es que era el tío con el que mejor me llevaba, y el nunca se enojó por eso, y aún me lo recuerda con mucha gracia.

No era una gran casa, no teníamos muchas cosas, pero nadie nos iba a sacar de ahí, recuerdo que lo que más teníamos eran palanganas….si palanganas, tinas de plástico y ollas, porque la bendita casa tenía más goteras que techo, y para peores, en este país, toda la vida pasa lloviendo.
Así que caminar de la cocina a la sala en época de lluvia, era toda una experiencia llena de malabares y acrobacias, entre saltar las palanganas, y capearse las gotas en la cabeza.

En esa casa me sucedieron dos cosas que no se me olvidan…la primera era cuando yo entraba a la casa… lo hacía por patio y hacía la cocina, por un hueco que había interconectado por la pila donde se lavaba ropa y el fregadero (no existían las lavadoras en nuestra economía), no se porqué no entraba por la puerta de enfrente, pero en ese entonces ya estaba creciendo, no mucho, pero algo…lo cual hizo que un día me atorara, y gracias a un amigo que andaba conmigo que pidió ayuda a la gente del barrio, me pudieron sacar…toda la cuadra vino a ayudarme, salí todo raspado y lleno de unas babas verdes que a veces se hacen en los caños, pero salí vivo.

La otra cosa que recuerdo, fue cuando mi mamá me echó de la casa por malcriado…no lo hizo en serio, pero me dejó puertas afuera y no me abría.
Yo gritaba y zapateaba la puerta y nada…hasta que se me ocurrió romper el vidrio de enfrente de la casa…lo malo es que se me ocurrió hacerlo con mi propio puño.
Solo recuerdo que cuando lo quebré, le dije: ─ “¿ahora si me va a dejar entrar?”…y se me ocurrió verme la mano derecha…

Tenía un hueco tan profundo, del cual salían borbotones de sangre, y no paraban de salir, que me ataqué a llorar y gritar, y para peores, me puse la mano en la cabeza, lo cual hizo que me cayera sangre hasta en la cara.
De nuevo salieron todos los vecinos de la cuadra a decirle a mi mamá lo que me estaba pasando.
Ella no creía lo que yo había hecho, hasta que me vió todo lleno de sangre por todo lado.

Casi se desmaya, pero en su afán de curarme, no lo hizo nunca.
Al rato llegó la Cruz Roja, y me llevaron a un hospital, me hicieron decir que fue lo que pasó, y mi madre estaba toda acongojada, mientras yo seguía llorando y nervioso.
Me inyectaron por todo lado, me cosieron la herida, me pusieron la inyección contra el tétano, y en todas esas maniobras que hacían las enfermeras conmigo, yo me acuerdo de estar mentándoles la madre a todas, porque todo lo que me hacían, me dolía bastante, y mi madre volvía la cara para el otro lado… todas las malas palabras que estaba aprendiendo, ya las estaba enseñando. (la verdad, no recuerdo de donde las estaba aprendiendo)

Solo recuerdo que la última enfermera le dijo a mi mamá:
─ “Muy lindo su chiquito, pero muy malcriado, ¿donde aprendió a decir todo eso?”
Mi madre no sabía que decir, solo me volvía a ver, y yo agachando la cabeza esperando un regaño…o un fajazo…que nunca se dio…y le contesta:
─“Del papá….del papá que no tiene…”

Nadie más dijo una palabra, solamente nos vinimos para la casa, y no me castigó, ni me regañó, creo que tampoco me volví a portar mal por mucho tiempo, ya que siempre me recordaba lo que me pasó al ver el vidrio quebrado, solamente que ahora en vez de vidrio, lo que había era un pedazo de cartón, el cuál duró así por muchos meses. 
Aquí con mi mamá, tenía como 8 años

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