Blog personal, Acerca de las vivencias ocurridas en mi vida, o de otras personas, y cosas que me interesan o me gustaría comentar.

Traducir el Blog a varios idiomas

lunes, 25 de enero de 2010

7. Las Navidades


Las Navidades eran siempre muy bonitas en el barrio, o donde unas amistades que teníamos en Tilarán, Guanacaste.
Los 24’s, recuerdo las fiestas en las casas, los bailes, la música, pero sobre todo la comida.

Cuando era bastante chiquillo, siempre me tenían con el cuento de San Nicolás que traía los regalos, pero luego hubo una época que cambiaron por el niño Dios, este cambio me hacía siempre dudar de todo, y quería ver como traía los regalos.

Yo algo raro imaginaba, así que trataba de estar despierto, y mi mamá me seguía la corriente, que ya casi venía, que esperáramos, pero nunca podía aguantar mucho y me dormía….lo que si se, es que como a las 5 de la mañana, me levantaba y estaban todos los regalos y juguetes a la par de mi cama, y ya empezaba a hacer bulla con todo lo que me traía el niño.

Mi madre también madrugaba para ver mi cara de felicidad…ahora que uno es viejo y recuerda eso, le da nostalgia, y nunca he podido saber donde guardaba todos los juguetes, hasta el 25 de Diciembre.

De los juguetes que más recuerdo, estaban unos robots, un futbolín, un muñeco del Hombre Nuclear, una caja registradora, muchas revistas de Lorenzo y Pepita, y cada año, no podía faltar una bola y una camiseta del Saprissa.

Todo el barrio estaba levantado temprano y cada uno enseñando los regalos, muchos juguetes ya no servían en la tarde, pero ya nos había hecho bastante felices.

Solo recuerdo que a la familia del fondo de la Alameda, donde habían un montón de carajillos, uno preguntaba que les había traído el niño….y casi todos respondían: -“una caja de galletas Familia”, o “una caja de galletas soda”….cosas así.
Siempre nos daba lástima, hasta que un año, recibieron unos patines, los cuales parecían que se les habían encarnado, porque nunca más se los quitaron.

Las famosas mejengas con las bolas de fútbol nuevas, eran eternas, se luchaba para ver quien inauguraba la nueva bola con el primer gol…en esos partidos, casi siempre al final se acababa, porque alguien salía llorando de un golpe o algo así.
Cuando ibamos a pasar el fin de año a Tilarán, nosotros éramos la chusma de San José…todo el pueblo nos lo decía.

Es un pueblo de campo, tranquilo y bonito, con mucha naturaleza, montañas, potreros, ríos, pero sobre todo mucho viento.
Nunca para de sonar el viento en ese lugar, a toda hora… tiene un clima muy raro, hace viento, calor y llueve, todo al mismo tiempo.

La gente de ahí, en esa época de 1979 o 1980 para la Navidad, se dormía muy temprano, eso era aburrido, y nosotros siempre buscábamos que hacer, así que para un 24 decidimos ir varios a las 12 de la noche al cementerio del lugar, para ver quien se atrevía a meterse solo y hasta el puro final.

Costó mucho que alguien lo lograra, casi no avanzaba nadie, ya que es un cementerio bastante solitario, con unos pinos enormes sonando por el viento, y luego del cementerio, está la montaña de La Cruz, toda inmensa y vacía, con su pasto meciéndose por el viento como las olas de un Mar extraño y negro.

Me tocó el turno a mi, y me fui decidido a lograrlo…pero cuando iba por la mitad, ya no veía a mis amigos, por el viento casi ni los oía, estaba muy oscuro, y esos Pinos se mecían horriblemente por el viento…y me sentí muy solo… demasiadamente solo.

No me pude devolver, no se si por valentía o por miedo, pero seguí hacia adelante, caminaba y caminaba, y cada vez se veía menos…el frío era terrible, pero mayor era la soledad que sentía a cada paso que daba, y creo que me desubiqué.

Cuando me dí cuenta estaba ante un poco de tumbas, y muchas sombras y ruídos de árboles, y cosas de mi imaginación…casi caigo en un hueco que estaba hecho en la tierra para meter algún cuerpo, y si hubiera caído, no se si hubiera podido salir solo. En eso me topo de frente un alambre de púas… y la inmensa montaña de La Cruz.

Me dí cuenta que pude llegar hasta mi meta…algo estúpida pero lo había conseguido. Y después de eso, no me dió más miedo, sentí una paz y una felicidad.
Una vez que llegué al final, nunca pensé en devolverme, solo veía el cielo negro y abismal, y los Pinos mecerse…hasta que veo varias sombras acercándose hacía mi….y se notaba que no eran árboles.

Ahí, ya no supe que hacer…no me podía devolver, porque iba directo a las sombras, y no podía agarrar para la montaña, porque se veía muy fea la cosa, así que estaba pensando en un plan.
Cuando ya estaba viendo a ver que hacía, oigo que gritan mi nombre…

Eran mis amigos, me estaban buscando desde hace rato, y como no aparecía, decidieron entrar todos.

Ya no me sentía solo, salir fue más fácil, pero siempre me quedó ese sentimiento de soledad… como deben de sentir todos los muertos en los cementerios, en cada noche, ya que si en el día son solitarios, en la noche lo son más.

Una navidad algo extraña, en donde me sentí como un muerto más…sin nadie que me viera, o me escuche.
Tilarán, al fondo se puede ver La cruz

0 comentarios: