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miércoles, 3 de marzo de 2010

13. La vida de un repartidor de leche (primera parte)


Era ya el año de 1987, otra vez me encontraba sin estudiar en el colegio, y ya tenía 19 años.
Me la pasaba igual que antes, en el taller de aire acondicionado.
Hasta que un día me avisaron que ocupaban gente en la Dos Pinos, para trabajar en los camiones, porque se iban a abrir unas nuevas líneas de producto, el cual era el famoso Tetra Brik.

Fui a Barrio Luján, y llené la solicitud de empleo, al poco tiempo estaba haciendo la entrevista, y para el 9 de Abril, de ese año, ya estaba entrando a las 6am., en unas bodegas que habían en Lourdes de San Pedro.
La verdad, es que no me imaginaba que diablos iba a hacer, solamente me dijeron:

-“Es sencillo, primero hay que cargar el camión, y luego descargarlo.”

Pan comido decía yo.
Al poco tiempo me dicen: -Vaya con aquella gente, y les ayuda

Al momento, nos presentaron, éramos dos compañeros más... y yo.

Solamente decían: -“Que dicha, ya era hora de que pusieran a alguien más”

Yo venía con todas las ganas del mundo, ya que sabía que la Dos Pinos pagaba demasiado bien en ese entonces, por decir, en el taller sacaba como 8000 colones al mes, y me decían que en la Dos pinos podía ganar de 12000 hasta 15000.
Así que me dijeron que seguía nuestro camión en la fila para ser cargado, y le entré duro a la cargada.

Al principio eran puros paquetes de jugo de naranja, néctar, frescoleches, rompopes...
Todo se cargaba manualmente, un montacargas los colocaba a la par del camión, y de 6 en 6, se iban subiendo hasta adentro.
Uno abajo pasándolos, y el otro arriba los acomodaba.
Me tocó abajo, porque no sabía como se acomodaban por dentro, y como se amarraba la mercadería para que no se cayera.

Por cierto, al cabo de un tiempo, me dí cuenta que esa carajada, no era muy liviana que digamos, y el camión no era muy bajo que digamos también.
El montacargas no dejaba de traernos mercadería, y la verdad ya estaba todo sudado y cansado, cuando yo creía que ya habíamos terminado, empezaron a traer las cajas de leche azul, cada caja pesaba 12 kilos, pero si se subían de una en una, le daba toda la vida, había que subirlas de 2 en 2.

Cuando se terminaba de vaciar un “Palet “de cajas (una armazón donde las traía el montacargas), volvían a traer otro lleno.
Ya estaba harto, no se acababan nunca, llevábamos más de 200 cajas de leche, y seguían trayendo, para cuando terminaron, seguían con las cajas grandes de Jugo de Naranja, y Rompope, y otro poco más de cosas.
Para cuando yo creía que ya se había terminado todo, empezaron a traer los bultos de leche en polvo Pinito, como 50 de esos con 24 bolsas en cada uno.
Para cuando se terminó de cargar el camión, yo quedé exhausto, sudado, adolorido, y hecho una desgracia.

Todavía me indican que era el día que se vendía menos, que otros días se vendía más, como los lunes o viernes, y que el camión no iba tan lleno.
Quedé con la lengua afuera, y solo me dijeron que ya nos íbamos.
No sabía para donde iba, a medio camino me dicen que éramos la ruta de Heredia centro.
Cuando llegamos al primer negocio, me dijeron que le fuera a tomar el pedido al cliente, se lo llevé al chofer, lo facturó, y luego nos dispusimos a bajarlo.
Una vez que lo bajamos, me dicen que cobre la factura, y que me fuera directo 3 calles y luego a la izquierda, y que ahí los iba a encontrar.
Hice eso, cobré, caminé, cuando llegué estaban atendiendo a otro cliente, bajamos otras cajas, y me dijeron exactamente lo mismo, cobre, y llegue allá a los 500 metros, y dobla.

Así me la tiré por horas, y tenía que casi correr a alcanzarlos, ya que si no llegaba donde decían, se iban a otro negocio y me perdía.
Había grandes negocios, que pedían cantidades exageradas, para peores, el camión no se podía parquear cerca, y cuando llegaba uno con 3 cajas de leche, decían que las subiera por una escalera a una bodega y eso mismo en varios viajes.
También había que pellizcarse con las platas, porque eran miles de colones los que nos pagaban, nunca había tenido tanta plata en mis manos, ya que hasta el rato, uno le entregaba al agente la plata de los negocios que atrás había cobrado, esto cuando teníamos tiempo para darle la plata, porque todo el día era en puras carreras.
Ellos solo me decían:

-“Aquí usted solo tiene hora de entrar, pero de salir depende solamente de uno, si es lerdo, le da la noche, y si le pone ve la luz.”

Ya desde el primer día aprendí a comer en un cajón de un camión en movimiento, ya que ni para eso se detenía uno.

Eran como la 1 de la tarde, y me dolía todo, mis brazos estaban cansados, olía feo, estaba todo sucio, la camisa, estaba totalmente con el azul de las cajas.
Como para las 3 de la tarde llegamos a Santa Bárbara de Heredia, y había un super que pidió una salvajada de mercadería.
Y había en sus alrededores otros negocios, todos se atendían desde donde quedaba el camión parqueado, a veces hasta 3 cuadras de distancia, y casi todos pedían a lo loco. Todo se jalaba a pura pata, había viajes que hacía, con todo lo que llevaba en mis brazos, que casi ni me dejaba ver hacia delante, me tapaba toda la cabeza, tenía que ver de medio lado.
 
Como se puede apreciar aquí, con mi ex-compañero Memo , y el finado Montoya atrás.

Cuando ya estaba totalmente rendido, me dicen que ese era el último negocio, se había terminado la ruta de ese día.
Casi todo lo del camión se había vendido, más de 200.000 en dinero teníamos.
Llegamos como a las 5:30pm al plantel de Barrio Luján, y me dicen que llegue al otro día a las 6am a Lourdes de San Pedro, para cargar el camión.
Para el otro día, amanecí arratonado, me dolía la cabeza, tenía sueño, el cuerpo entero me dolía.

Pero siempre fui…

Empezamos a cargar de nuevo…y otra vez fué otra salvajada de brete.
Ese día nos tocaba los mercados de Heredia.
Como pedían esos desgraciados…y quedaban largísimo del camión, ese calor insoportable, la gente atravesándose en medio camino, perdido uno con hasta 4 cajas de leche en ese mercado, y devolviéndose por esos pasillos…ya casi que lloraba.
Ese Viernes, recuerdo que era correr y correr, y no se acababa nunca la ruta, y nos dió la noche.

Cuando salí del trabajo como a las 9pm, todo hecho una desgracia, cansado, vi que en el mismo bus iban mis antiguos compañeros de colegio…y venían todos felices saliendo del cine…
Solamente iba pensando que al otro día, tenía que volver a madrugar a las 6am, y de nuevo a sufrir.

Para el otro día, mis compañeros me decían que trabajaba muy bien, que gracias a ello, no salíamos tan tarde, que si se salía tarde porque no me sabía la ruta, pero que uno aprendiendo ¿que hay que hacer?, ¿donde?, ¿y como?, se empieza a salir temprano.
Y que además no se perdía plata, ya que eso era lo más importante, ya que cada faltante de plata, lo pagaba el agente, pero todo dependía de cómo trabajaban los ayudantes y que tan honrados eran.

También me decían que generalmente entraban 20 empleados a rutas todos los días, y que la mayoría duraban si acaso 2 o 3 días.
Que de esos 20, a los 15 días quedaban como 2.
Que habían durado muchos días trabajando solo ellos 2, y salían siempre a las 9pm, y dejando ruta botada, para el otro día reponerla, y volver a dejar botado otro poco, pero que en esos pocos días que llegué, ya estaban al día con casi todo.
Y me hablaron del salario, que era salario base más la comisión de lo que venda la ruta y además hasta me dieron los viáticos semanales.

A decir verdad eso me emocionó algo, ya que mi meta, al menos eso pensaba yo, era durar todo lo que mi cuerpo diera, para comprarme una guitarra eléctrica, que era mi sueño, y valía 11000…y ya la tenía vista.

Al pasar la quincena, mi cuerpo ya se estaba amoldando a llevar cuero, como le decíamos, aprendió a madrugar, a jalar peso, a llevar calor y agua, a comer en carreras, a sudar y sudar día tras día, de Lunes a Sábado, a vivir la mayoría del tiempo de mi vida, metido en el cajón de un camión.

Pronto me aprendí la ruta, los negocios, las mañas, como jalar cosas con menos esfuerzo, y a trabajar en semana santa. Y así formé parte de la gran familia de repartidores de la Dos Pinos.
 
Si logran ver bien, soy el que está en medio del cuadro rojo.


Cuando logré comprarme la guitarra, me propuse que seguía luego un buen amplificador, y cuando lo compré, decidí que seguía una caja de efectos de pedal, un distorsionador, y luego hasta un bajo eléctrico.


Creo que así fue como pude lograr trabajar ahí por 10 años, hasta 1997.

13 comentarios:

winso1983 dijo...

Que rajado ese brete mi estimado.
Así o más matado?
Estaré esperando las otras partes.

Saludos!

Carlos Cascante dijo...

Edwin: La segunda parte, viene hablando del mismo brete pero más matado...
Esta parte era del suavecito...
Pura vida amigo, seguro la otra semana la pongo, y le pongo otras fotos, que ya casi se me están despedazando un poco.

Julio dijo...

Mae carlitos... Excelete su post!

Se me hizo un nudo en la garganta cuando leí lo q se topó a los compañeros del cole viniendo del cine y ud hecho una mierda de bretear...

Mae, muy bueno... Espero el siguiente!

Carlos Cascante dijo...

Julio: Claro, esto nos deja una enseñanza...o estudiamos, o aprendemos a trabajar...
Solo que al final siempre terminamos trabajando, pero un poco más normal si logramos estudiar antes, así que estudien, o lleven cuero toda la vida, que no es bonito.

Marco dijo...

Carlos que interesante tu post, yo trabaje en cooperativas muchos años pero como director de Investigación y Desarrollo del sector, a pesar de eso, cuando manejo siempre por alguna maléfica fuerza tengo algún encontronazo con los camiones repartidores de Dos Pinos... luego de leer esto creo que nunca los voy a volver a ver igual que antes, prometo ser un mae mas prudente antes de enojarme con ellos, no tenia idea de como era ese trabajo

Anónimo dijo...

Juuuue que rajado y pensar que uno ve a los repartidores en la calle y a uno le da lo mismo... Definitivamente ahora los vere diferente. Di lo que deja esto es que quien quiere bretear simplemente lo hace y ya por mas matado que sea... Gran ejemplo de vdd =)

Ulysita dijo...

A pesar de lo cansado, matado y hasta frustrante del trabajo, lo mas lindo de rescatar y que me llegó mucho es verlo con la guitarra, osea trabajó por la meta deseada y eso es crecimiento laboral. Demuestra que ud es una persona con metas fijas y positivas, y eso lo ha llevado a ser la excelente persona y trabajador que es hoy.

Ulysita dijo...

Que lindo le quedó el blog XD

Carlos Cascante dijo...

Marco: La verdad es que tienes razón, casi siempre esos camiones estában involucrados en muchos accidentes, no se, si por la carreras, o por la mala suerte.
Nosotros tuvimos uno muy feo...en Tirrases, se nos atravesó una chamaquita, como de 2 años, el chofer no la vió por pequeña, y le pasó por encima...ella murió,y esa vez yo iba dentro del cajón.
La gente de ese barrio,nos quería linchar, y nos sentíamos muy mal.

Laurita: Tienes mucha razón, así mismo ve uno la gente del camión de la basura, pero poniendo un poco de atención, se ve que ese trabajo no es nada fácil...es un poco más rápido pero menos pesado, y tiene también sus peligros.

Ulysita: Al tiempo...vas a ver lo que me pasó con la guitarra, siempre pude usarla, pero no como antes.
Eso puede venir como en la tercera parte de esta historia.
Y la plantilla la cambié por petición del público, ya que no se podía ver en celular el anterior, pero me falta arreglarle la parte de comentarios, y de entradas antiguas y recientes a este, porque se desordena todo, pero no se como.

Melina H2 dijo...

"Siatonto" q breteada!! la verdad q es cierto, el q no estudia se arriesga a un brete asi toda la vida!! Te imaginas q siguieras ahí?? Esta anécdota esta muy buena para recordarla cuando uno se está quejando del brete ahora, porque eso si era matado, demasiado esfuerzo físico..... Y las fotos, en todas!! =)

Roy Jiménez Oreamuno dijo...

Mira ese trabajo era duro, pero veo que tienes buenos recuerdos y se ve que le puso bonito.

Que buena guitarra, y te digo hoy en día andar un carro repartidor es uno de los trabajos más duros que hay y por cierto peligrosos. En esos tiempos ustedes no andaban con un hombre armado hasta los dientes.
Saludos

Unknown dijo...

buenas ... me gusto el post.. no se carlitos ute tiene algo pa escribir que termina a uno ecantandolo con sus historis que son y han sido parte de su vivir..A mi me toco hace poco trabajar en la parte operativa de una compañia de agua aca en CR, y se que el personal de los camiones le toca bien duro, por eso de las presas, que muchas vececes en el centro los camiones no se pueden parquear y hay que cargar el producto, o cuando llueve y toca andar repartiendo.. es muy duro... excelente post...
felicidades...

Carlos Cascante dijo...

Eric: Gracias Eric otra vez, esa es la meta mía, primero de recordar cosas de mi vida, y compartirlas, para que la gente se de una idea de como eran las cosas hace tiempo, y que aún hoy lo pueden ser también, y así deben de haber muchos trabajos que uno no se da cuenta, como la vida que lleva mucha gente, las cosas que le pasan, lo que tienen que aprender, lo que pueden sentir, por más simple que sea el trabajo, tiene sus cosas, y siempre es importante para toda la sociedad...alguien tiene que hacerlo, y no todo el mundo puede hacerlo por más que lo quiera, pero si todo el mundo necesita que se haga...pues gracias a Dios, hay gente que si puede hacerlo, muy feo este mundo que todos solo pudiéramos trabajar solo en una cosa, por decir doctores...y todo lo demás...quien lo va a hacer?...si nadie quiere o puede