Blog personal, Acerca de las vivencias ocurridas en mi vida, o de otras personas, y cosas que me interesan o me gustaría comentar.

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martes, 23 de febrero de 2010

12. Las primeras cervezas


En el colegio, ya varios estábamos estrenando cédula, sobretodo entre los hombres, que generalmente éramos los más viejos, gracias a nuestra vagancia y estupidéz.
Entre los compañeros del colegio y amigos del barrio organizábamos varias fiestas, en las cuáles ya teníamos como invitada principal la famosa cerveza.

También de vez en cuando empezamos a frecuentar varios bares capitalinos.
En un bar cercano al antiguo cine Capri, fue donde empecé a tomar cerveza, no era un bar de mala muerte, era como de la época, buena música de los 80’s y bonitas meseras.

La primera cerveza no me gustó, sabía muy amarga, la segunda si me gustó un poco más, y ya para la tercera le empecé a tomar el gusto.

Generalmente en las fiestas, a alguien le daba feo cuando tomaba, no siempre era la misma persona, siempre terminaba haciendo el ridículo, y al otro día en el colegio, era el centro de atención de todo el mundo.
Dentro de las cosas raras que les daban, casi siempre estaba la llorada por la antigua novia o novio.

Lo extraño del caso era que siempre les daba a los hombres por ir a buscar a la ex cuando estaba totalmente borracho y empezaba a llamarla afuera de las casas.
Un compañero, luego de finalizar la fiesta, estaba llorando sentado en un caño, obstinado de la vida y del amor (la misma típica historia de adolescentes), y los amigos más cercanos estábamos consolándolo como siempre, mientras el nos contaba la historia romántica que había pasado con una novia.

De repente se levantó, y nos dijo que iba a buscarla y a reconquistarla de nuevo, como el tipo no andaba muy bien que digamos, alguien tenía que ir a cuidarlo que no le pasara nada, ya que a como iba , le podía pasar algo.
Cuando llegó al frente de la casa, empezó a llamarla a grito pelado, haciendo un escándalo en toda la calle.

Al menos ya estaba alegre, y nos dijo que estaba feliz de que fuéramos sus amigos.
Nosotros solamente le seguíamos la corriente, que nos devolviéramos, que no estaba, que era muy tarde, y etc. etc.
Y de repente empieza a quitarse la camisa y a dársela a un compañero que venía con nosotros…

- Maes, ustedes son muy pura vida…tome, les regalo esta camisa, es muy fina y cara, yo se las regalo, ustedes son muy tuanis, los mejores amigos que he tenido.


Y seguidamente se quita el reloj y me lo entrega de igual manera.
Y en un abrir y cerrar de ojos siguió con los zapatos….
Para cuando ya iba con el pantalón, abrieron la puerta de la casa de la ex novia
Y salió el padre de la mujer….

Se hizo un alboroto, y nuestro amigo seguía de majadero que quería verla, y el aún casi sin ropa, y el papá nos quería echar los perros… al final salimos mejor en carrera.
No se como convencimos a nuestro compañero, que mejor fuera al otro día a buscarla, ya más tranquilo, con ropa y solo.

Lo fuimos a dejar a la casa de nuevo, ya un poco mejor de la borrachera, y le devolvimos su ropa, pero el insistía en que nos la dejáramos.
Me sentí tentado en dejarme el reloj, porque seguía de majadero, pero siempre me hubiera sentido mal. Se lo eché en la bolsa del pantalón y luego se metió a la casa.
Para el otro día, todo había pasado, y solamente nos reíamos de acordarnos de todo lo que había sucedido.

Lo extraño era que el amigo, decía que ya no quería ver a la ex, que no sabe porque le dio por ir a verla, y la verdad es nunca más volvieron a tener nada.
A otro amigo le daba exactamente lo mismo, pero era peor, porque la ex novia de el, vivía a varios Kilómetros de donde estábamos.

Nosotros éramos de Desamparados, y ella vivía en San Francisco de 2 Ríos.
Y si nadie lo acompañaba, siempre se iba solo, por una pista muy peligrosa.
Una noche nadie lo quería acompañar, pero yo si noté que estaba bien mal, porque cuando lo vi irse solo, se le atravesó un gato, y empezó a reírse solo
Y decir :

-…"que hijueputa….perro más feo"

Cuando lo alcancé, todavía se seguía riendo solo del gato que creía que era un perro feo.
Esa noche nos tocó caminar y caminar como locos, lo que no se, era como no se perdía...si sabía a donde iba.
No se como de verdad llegamos a la casa, tocó la puerta y la llamó, pero dijeron que no estaba.

Cuando nos estábamos devolviendo, e íbamos por medio camino recorrido, se le metió que nos habían engañado, y que se iba a regresar de nuevo… y ahí íbamos otra vez de vuelta.

Logré convencerlo de irnos para la casa, pero de vuelta se nos metieron 3 chavalos que nos querían asaltar, ya que empezaron a seguirnos en actitud sospechosa.
Por suerte nos dimos cuenta a tiempo, y jalamos espantados, nunca nos pudieron alcanzar.
Para cuando llegamos, ya se le había bajado un poco las cervezas.

Recuerdo que otro día, estábamos todos muy tomados, en San José, casi por la corte, éramos como 4, y se nos ocurrió ver quien se atrevía pasar por la línea del tren, pero una parte que está en un puente y sin barandas de esa zona.

La verdad es que empezamos a pasar todos, demasiado valientes, pero al llegar en medio, el puente se veía demasiado alto, abajo estaba una calle por la que pasaban carros, y no teníamos mucho equilibrio que digamos, así que todos empezamos a gritar que ya no queríamos pasar, que nos devolviéramos, pero el que venía atrás, estaba petrificado y no se podía mover.

Como nadie se podía devolver, empezamos a gatear por la línea del tren, casi que arrastrándonos…la calle de abajo se veía demasiado horrible.
Pero al final uno a uno, fuimos cruzando, hasta que el último llegó sano y salvo.

La primera vez y la última, que realmente puedo decir que me emborraché de manera que no recuerdo nada, fue algo verdaderamente horrible.
Duré demasiado enfermo, como tres días solo comiendo pan y galletas y con dolor de cabeza espantoso.

Fue para un 31 de Diciembre…y el año exacto de verdad no me acuerdo.
Organizamos una fiesta donde unas amistades, llegamos como desde las 5 de la tarde, para pasar el año nuevo en una pura fiesta.
Lo malo, es que en vez de cerveza, me ofrecieron licor….y de todo tipo.
Recuerdo que ese día probé el Whiskey, Brandy, Tequila y Ron, pero lo que me mató, fueron unos cócteles llamados cucarachas.
Supuestamente uno queda listo con 3, esa vez la cuenta se me terminó cuando llevaba 5.

Todavía me acuerdo que solo decía que sabía demasiado rico, que era como un fresco, y muy bonito tomarlo con una pajilla, mientras estaba con una llama viva en el vaso.

Lo último que recuerdo, fue cuando me preguntaron que ¿cuanto faltaba para el año nuevo?, así que ví mi reloj, y dije que apenas eran las 9, que faltaba mucho.
Después como que tuve unos breves lapsos en mis memorias, veía una plaza de fútbol en la noche, unas mesas enfrente mío, mis pies, un piso…
Y luego vi una gran claridad…alcé la cabeza y vi que no estaba en mi casa, vi a mis compañeros durmiendo cerca de mí, traté de levantarme, y no pude, todo me daba vueltas, me dolía la cabeza como nunca, hice un esfuerzo más, y tuve que ir directo al baño…casi no podía ni estar de pie.

Todos me preguntaban por mi estado, yo la verdad ni sabía como estaba, solo sabía que no me estaba gustando nada esa situación.
Al cabo de un tiempo, un compañero se levantó asustado y me dijo que se tenía que ir rápido porque tenía que ir a la primera misa del año con la familia, y que estaba todo enfermo.
Yo lo seguí y me fui para la casa.

Los siguientes días, lo pasé muy mal.
Vomitaba todo lo que me comía, hasta los vasos de agua, hasta sin haber comido nada.
La cabeza me iba a estallar, estaba todo débil.
Luego me contaron, que esa noche yo dije que fuéramos a traer cervezas y más comida.

Nos fuimos hasta el centro de Desamparados, pasamos por la plaza de fútbol de Gravilias, de donde me caí y me juntaron, llegamos a un restaurante chino, y donde iba entrando, me caí en medio de todas las mesas, nos sacaron y fuimos a otro lado.
Supuestamente yo pagué todo, y por eso al otro día estaba limpio, solo con un menudo en la bolsa de la camisa, que de verdad si estaba ahí, y no sabía la razón de eso anteriormente.

El amigo que me cuidó de todo eso, fue el mismo que yo cuidé cuando íbamos hacia San Francisco, y eso que el tampoco iba muy bien.

La verdad es que cuando uno es adolescente, se necesita un poco de amistades buenas, bastante suerte y la mano de Dios para que no le pasen muchas cosas malas, y esa noche yo tuve todo eso.

Aparte de un poco de vómito, y el horrible dolor de cabeza y el bañazo ocurrido, no me pasó nada más, pero eso no quiere ser que siempre sea así.

Al menos aprendí una lección, con el licor no se debe jugar, porque en la de menos, y sin darse cuenta, pueden ocurrir cosas que puede uno lamentar toda la vida, o para siempre.

Por eso es mejor hacer todo con una buena medida, y más cuando se está aprendiendo.


Nota: Primera historia click aquí

lunes, 15 de febrero de 2010

11. Entrada al colegio (tercera parte)

Ya no tenía más matrícula en el Liceo de Costa Rica, recibí una tremenda reprimenda por parte de mi madre…y no hubo campo en otro lugar, así que no me quedó más alternativa que trabajar por ese año.

Volví al taller de aire acondicionado, y hacía lo mismo, mantenimientos en muchos lugares, y así pasó el tiempo.

La verdad es que estaba tranquilo en ese trabajo, parece que ahí estaba madurando, al siguiente año, me iban a meter al Colegio Monseñor Rubén Odio en Desamparados centro, pero tampoco hubo campo, y de última instancia me metieron al colegio de Gravillas.

No era un colegio muy recomendado, pero no se podía escojer mucho.
De nuevo a cuarto año de colegio, lo único diferente, era que ya no solo hombres habíamos, era un colegio mixto.

Al principio, me sentía incómodo, todos se conocían, y yo no conocía a nadie.
Atrás mío, habían tres mujeres, que solo reírse feo y por cualquier tontera, yo las volvía a ver, y les arrugaba la cara, me caían mal, y creo que yo a ellas también.
Al poco tiempo, se hicieron muy buenas amigas mías, las tres, Jeannina, Olga y Shirley además de otro compañero llamado Dick.

Me hice muy descarado con los forros, todos en el aula los usaban, las mujeres en las piernas, o en las mesas, los míos eran como un pequeño libro, tenían hasta portada e introducción, lo malo era que a la hora de sacarlos, no veía muy bien, y me costaba mucho leerlo en pura carrera.
Así que decidí hacerlos del tamaño de una hoja de exámen.

Apenas repartían los exámenes, lo sacaba y lo ponía debajo…cualquiera que me viera pasar hojas, creía que era el exámen lo que estaba viendo.
Como muchas veces no salía lo que tenía apuntado, y otras personas si tenían lo que ocupaba, nos pasábamos los forros de pupitre en pupitre.
Solo que una vez pescaron a unas compañeras pasándolo, y las obligaron a entregar el exámen y salir del aula…y se fueron llorando.

A mi nunca me pescaron copiando o pasando un forro, pero no quiere decir que no me sacaran.

Sucede que unas compañeras se pasaron el forro, y se les cayó, pero cayó cerca mío.
Ese día, ni forro me hice, realmente estaba todo empunchado haciendo el exámen , que ni me dí cuenta que estaba pasando.
Solamente escuchaba a la profesora diciendo que entregara el exámen y que saliera del aula.

Ni sabía yo de que estaba hablando, ni a quien, yo seguía escribiendo hasta que la vieja se paró a la par mia, y me dijo que me fuera.
Yo le preguntaba que diablos le pasaba?, y me decía que me vió copiando en el exámen.
Yo le dije que no estaba haciendo nada, que salada, que yo iba a seguir haciéndolo.
En eso agarró mi exámen, y le puso una gran X encima, y yo tuve que salir del aula con un colerón.

La verdad eso no me ayudó en mucho, y empecé a molestar más, y especialmente a esa profesora, la de Química.
Como no me quería mucho la vieja, me uní a los alumnos que ella si quería, eran demasiado buenos en química, y siempre hacíamos los trabajos juntos, y la vieja no podía decir nada.

Me caían muy bien, recuerdo que nos tocó hacer un proyecto, y escojimos hacer un cohete.
Lo hicimos de aluminio, era muy bonito, y también hicimos nuestra propia pólvora.
Era bastante grande, casi como medio metro de altura tenía, y lo rellenamos de pura pólvora.
A la hora de enseñarlo y encenderlo en el patio del colegio, para ver cuanto se elevaba, costaba mucho que prendiera, la mecha era muy corta…lo encendía y se apagaba, una y otra vez.

Al final, nunca le dió la gana de prender, pero creo que fue lo mejor que pudo haber pasado, ya que alguien nos dijo, que el diseño estaba malo, que no estaba hecho para que volara, sino para que explotara como una gigantesca bombeta de medio metro.
Para no quedar tan mal con el proyecto, decidimos hacer un volcán con toda la pólvora que teníamos.

Hicimos una maqueta muy bonita de un volcán, y lo llenamos de pólvora, esta vez si tenía que funcionar, y no podía estallar nunca.
Al tirar el fósforo adentro del volcán, se vino un llamarón tan alto que casi nos quema las cejas, y empezó a echar humo a lo loco, que todo el colegio se llenó de humo por los pasillos, al poco tiempo, muchos alumnos y profesores empezaron a salir de las aulas asustados, y ya casi iban a llamar a los bomberos.

Por suerte no pasó nada malo, y el proyecto lo tuvimos bueno…creo que la profe no se arriesgó a que intentáramos a hacer otro.

Para el mundial de Mexico 86, cerraban los portones, y no dejaban salir a nadie, porque la gente se iba de clases a ver los partidos.
A mi nadie me iba a detener, estaban locos, así que decidí cavar una especie de hueco que pasara por debajo de la malla del colegio, en un lugar que no me vieran.
Siempre que había un partido bueno, yo me largaba, y no le contaba a nadie de mi hueco, porque sabía que eso me iba arruinar el escape tarde o temprano.
Siempre se quedaron con la incógnita, de cómo me escapaba.
Solamente tenía que lavar bien la camisa del colegio y el pantalón.

Casi siempre le decía a una compañera que si ella quería yo la invitaba a comerse unas orejas o empanadas en la soda del colegio, pero la verdad, es que no tenía ni un cinco para pagar nada.

Y como se llenaba mucho la soda de gente, y se hacía un molote, yo le decía que fuera conmigo, que mientras yo pagaba, que ella agarrara las orejas que estaban en el mostrador.
Lo que hacía en realidad, era preguntarle al que atendía, por el valor de algo que estuviera al puro fondo, para cuando el volvía, la otra ya venía con las orejas, simplemente le decía al de la soda, que estaba bien que muchas gracias, y nos largábamos.
Cada vez que tenía hambre, le decía a esa compañera que fuéramos y que yo la invitaba.

Para una vez que estaba en la dirección, no recuerdo el porqué, se me metió el diablo al ver el reloj de las alarmas, bien pegado a la pared… y decidí adelantarlo un poco…al fin y al cabo era ya la última lección.
Para cuando volví al aula, le dije a un compañero: 

- Apenas suene la alarma, agarre todos sus chunches y salgamos para la casa.
- Pero todavía falta mucho (me dice él)
- No lo crea, ya casi suena, solo sígame y jalemos.

Como al minuto sonó la alarma de salida, y todos como extrañados se quedan viendo entre si, solamente agarré mis cuadernos y decidí salir del aula, y mi otro compañero, iba detrás mio.
El profesor empezó a decir que no nos fuéramos, que había algo malo, pero yo no le hice caso…y las demás aulas del colegio también empezaron a salir.
Todo el colegio empezó a salir, y al final no le quedó más remedio a todo el mundo que hacer lo mismo.
Al cabo de un tiempo, le pusieron una caja con candado al famoso reloj.

Yo era muy amigo de Maritza, la Presidenta del colegio, y de vez en cuando, le decía que fuera a cierta clase en que yo estaba, y que preguntara por mi, para ir a una reunión con el director o algo así por el estilo.
Los profesores me dejaban salir, y simplemente nos íbamos varios, a un aula de profesores, a jugar de algo, o a dormir.

Yo le devolvía el favor, comprándole cigarros en la pulpería, ya que en ese entonces yo tenía cédula, y casi siempre iba con una Jacket, y no se me veía el uniforme, vale que a mi nunca me gustó ese vicio, pero a ella si.

Aunque parezca increíble, una vez fui expulsado del colegio por llevar el pelo largo y por no afeitarme (eso si me daba pereza, y hoy en día también).
Ahora me da risa acordarme de eso, ya que solo me quedan 4 pelos en la cabeza, pero por eso mandaron a llamar a mi mamá, para que hiciera algo al respecto, y me pudieran aceptar de nuevo.

Cuando llegó mi madre a hablar con el director del colegio, y verlo a el todo mechudo y barbudo, peor que mi…le pegó una soberana regañada tan buena, que casi lo hace a el cortarse el pelo y rasurarse, en vez de a mi.
Al final, ninguno de los dos nos tuvimos que cortar el pelo, ni nada, y ya para el otro día volvía normal al colegio.

Desgraciadamente creo que siempre se sacó el clavo conmigo, pasé las materias, pero en conducta me dejaron, lo que me obligaba a repetir de nuevo todo ese año.
Con algunos compañeros del colegio


Nota: Si quiere ir al primer capítulo de toda la historia: click aquí

martes, 9 de febrero de 2010

10. Entrada al colegio (segunda parte)

No se si yo era la mala influencia de mis amigos, o era al revés, pero esos pocos años que estuvimos juntos, aún no se olvidan tan fácilmente.

Al menos se que no era el más malo del aula, solo cuando me molestaban... habían otros que siempre se daban de golpes a la salida del colegio, ya sea en Plaza Viquez, o en las Tucas, o habían otros que les daba por escupir en los pasamanos de las escaleras del colegio, y cuando alguien venía bajando y se agarraba de ahí, era muy seguro que se llenara de algo viscoso, ya sea amarillo o verde, depende de la salud del autor.

Al llegar a otro grado, yo seguía escapándome del colegio, cuando me daba pereza no iba, simplemente hacía que salía de la casa para el colegio, esperaba un tiempo a que se fuera mi madre a trabajar, y al rato volvía a entrar a la casa.

Para cuando ella llegaba del trabajo, yo ya había estudiado arduamente.
Solamente una vez llegué y entré a la casa, y parece que mi mamá aún no había salido, estaba con unas visitas en la cocina….pero yo ya estaba adentro de la casa.
Apenas escuché bulla, lo que hice fue tirarme en un cuarto, y meterme debajo de una cama, esperando que se fuera todo el mundo.

Mientras estaba en ese escondite, ese día se le ocurre temblar en el país, y un meneón tan fuerte, que yo solo escuchaba a toda la gente en la casa, bajando a todos los santos.

Mientras tanto yo seguía debajo de la cama, y trataba de no hacer bulla, ni salir de ahí.
Ese temblor, parecía no terminar nunca, la verdad es que se sentía bastante feo estar uno tirado de panza en el suelo, mientras veía varios pies corriendo.
Cuando terminó, la gente aún seguía hablando de eso…y nada que se iban, hasta como una hora después se fueron de la casa, mi mamá y sus invitados.

Las veces que iba al colegio, también me daban ganas de escaparme, o sea que ni siquiera el día entero pasaba ahí.
O me convencían de irme, o yo era el que convencía a la gente.
Y nos íbamos a hacer diabluras a las otras casas, a jugar futbolín, o molestar en San José.

Muchas veces íbamos a apear jocotes o guayabas por unas montañas de donde yo vivía, o a tratar de pasar por una tubería que atravesaba un río.
La verdad que el que se cayera de ahí, por lo menos mojado quedaba, o se quebraba todo, porque la tubería estaba bastante alta del río….muy pocos la lográbamos pasar, pero una vez que llegabas a la mitad, ya no podías quedarte ahí, y si te devolvías, el recorrido era lo mismo, así que había que seguir, sin pensar en lo que se veía abajo.

Ya éramos adolescentes, pero nuestras mentes no habían crecido mucho…
Un día, nos escapamos del colegio y nos fuimos a la casa de Retana, estábamos vacilando, y creo que Retana nos comenta que cerca de ahí había un río, que fuéramos a conocerlo, eso era en San Rafael Abajo de Desamparados.
Nos fuimos los cuatro… Mejía, Parra, Retana y yo.

Llegamos a un potrero, no se bien donde estábamos, casi por Alajuelita nos dijo Retana que era el que más conocía, en eso vimos varios hombres en actitud sospechosa…como que estaban fumando marihuana o algo así.
Preguntamos donde quedaba un río, y nos señalaron hacia abajo…
En eso nos fuimos a esa dirección.
Al poco de un rato, nos dice Parra:

- "Maes, hay algo raro, esa gente de atrás nos está como siguiendo, ya lo noté, vuelvan a ver para atrás."

En lo que vimos hacia atrás, vemos varias cabezas agacharse y esconderse en unos matorrales.

Nos pareció muy sospechoso ese asunto, así que decidimos seguir por la orilla del río, pero alejándonos de ellos.
Seguimos caminando, pero más aprisa, ya no nos íbamos a meter al río.
Volvimos a ver para atrás, y otra vez vimos sus cabezas agacharse, y si caminábamos más rápido, ellos también.
Ahí comprendimos que algo no andaba bien.

Ya estábamos medio perdidos, no sabíamos por donde agarrar, así que decidimos cruzar al otro lado del río, para ver si los despistábamos.
En la parte que nos pusimos a cruzar el río, no era una parte tranquila, ni tampoco poco profunda, era todo lo contrario, pero había que hacerlo inmediatamente, ya que todos estábamos bastante asustados.

Andábamos hasta con el uniforme del colegio, y así nos metimos a cruzar el río, tuvimos que hacer una especie de cadena para pasar y que nadie se lo llevara la corriente.

Apenas cruzamos, vimos que los tipos nos seguían todavía, así que empezamos a subir y subir una montaña en una pura carrera.
Corrimos como locos cuesta arriba, hasta que vimos un alambre de púas, y un hombre detrás de ésta.

Le contamos lo sucedido, que si podíamos salir por ahí, y nos dijo que era propiedad privada, que si nos metíamos, nos podían volar bala.
Ya no sabíamos por donde agarrar, por ambos lados la cosa estaba peligrosa.
Así que bajamos un poco y empezamos a correr por la orilla del río.
No se cuanto anduvimos, ya estábamos todos sucios, mojados, cansados y sudados…solo montazales veíamos, y la orilla del río.

Casi no parábamos, ni para volver a ver hacia atrás, ni sabíamos para donde íbamos.
En eso vemos un puente, y una calle…

Salimos disparados hacía él, a como pudimos lo subimos y fuimos saliendo a una calle, y para cuando logró subir el último…vimos hacia abajo, y en la orilla del río, venía un carajo cruzándolo a toda carrera…aún seguían detrás de nosotros.
Ya en la calle, no sentíamos más miedo, estaba más fácil para correr…y al poco de un tiempo, logré ver que estábamos cerca de Desamparados, por Cucúbres.

Los tipos no pudieron encontrarnos nunca más…nunca sabremos porqué se ensañaron tanto en seguirnos por ese camino tan escabroso, y por tantos kilómetros.
Llegamos a mi casa en Desamparados todos cansados y agotados, pero sanos y salvos.

No se muy bien la zona por donde anduvimos esa vez, todos estábamos perdidos, solo recuerdo que fue un 2 de Noviembre de 1983 o 1984, y para Abril de 1986 estoy casi seguro que muy cerca de ahí, pasó lo de la masacre de Alajuelita donde mataron a 7 mujeres.

Aún después de eso, me seguía escapando del colegio, era tanto lo que no iba, que una vez mandaron a llamar a mi mamá.
Llegó con el Orientador al aula donde estaba, y me llamaron para que saliera de clases, porque ocupaban hablar conmigo….

Pero el alumno ya brillaba por su ausencia….ya me había escapado.

Cuando llegué a la casa, mi madre me regañó todo, y yo solo dije que me echaron del aula por las faldas afuera, o algo así.
Unos días después, me llamaron a la oficina del Orientador, para decirme que ya no me iban a dar matrícula en el colegio.
Que mejor buscara otro…no se si eso suena a expulsión, pero hasta ahí llegó mi historia en el Liceo de Costa Rica, hasta cuarto año.

Para el otro año, me encontraba trabajando otra vez en el taller de aires acondicionados.

A mis antiguos compañeros, no los volví a ver nunca más, ni a Rafael Ángel Mejía Ávila, y ni a William Parra…solo al cabo de muchos años más, vi a Ricardo Retana (@chuletta) ya hasta había crecido más que mi.
La verdad es que esta historia no me hace muy orgulloso que digamos, no se porque yo era así…
Solo la cuento tal como me pasó, y como yo era.

Ya a los años uno madura un poco, sobre todo los hombres que somos muy lentos en eso, y pensamos en nuestros padres y sus sacrificios que han hecho por uno.

Dentro de tanta cabezonada de uno, al menos algo bueno aprendí de todo eso…aprendí a trabajar …a saber hacerlo bien…a aguantar cosas feas del trabajo y seguir haciéndolo lo mejor posible sin ser un lame botas, solamente por responsabilidad y profesionalismo.

Aprendí a trabajar en cualquier horario y lugar, a trabajar con compañeros buenos y malos, a saber cuando decir NO y cuando hay que decir SI en un trabajo.
Al final todos estaremos en esto…en un trabajo.
Siempre rockeros


Nota: Y otra vez, si quiere leer el primer capítulo de las Vivencias de un niño, está aquí

viernes, 5 de febrero de 2010

9. Entrada al colegio (primera parte)


Era el año de 1980, la escuela había terminado, una nueva etapa iniciaba en mi vida, era la vida del colegio, y el Liceo de Costa Rica fue el elegido.

El sétimo año, para mí fue muy parecido a la escuela, no veía gran cambio alguno, lo único era que en ese colegio, en ese entonces solo hombres habíamos.
Yo aún seguía siendo un carajillo, y la mayoría de los demás también.
Recuerdo que al primer día de clases, el que estaba sentado a la par mía, ni siquiera llegaba los pies al suelo, yo que siempre he sido chiquitillo, si los llegaba a poner, pero el no…el nombre se me olvida de apellido Segura, solo recuerdo que le decíamos “llavero”.

Otra diferencia era que en el colegio no lo llamaban a uno por el nombre, solamente por el apellido o el apodo.
Al llegar a octavo grado, la cosa iba cambiando, y la gente también, unos llegaron con bigote como yo, y otros con el cambio de voz.
El estudio también cambió un poco, ya no parecía que era como la escuela, que uno nada más llegaba y al terminar el año, sabía que estaba en otro grado, el colegio era diferente, empezaron a aparecer los profesores estrictos, otros con sus cosas “raras”…y otros medios locos.

Recuerdo que una vez estábamos esperando a nuestro profesor guía, y era de esperar y esperar, y nada que llegaba, el aula entera estaba haciendo bulla y alboroto, en eso entra un viejillo muy parecido al loco Valdéz, y nos pregunta que porque estábamos haciendo bulla?, que donde estaba el profesor?, a lo que respondimos que no había llegado, y no lo conocíamos.
Empezó a tratar mal al profesor que no había llegado, que era un irresponsable, y que lo iba a buscar…dió media vuelta y se fue.

Al rato volvió el mismo viejo loco, pero al entrar se tropezó con un pupitre…pegó su rodilla en él, nos miró a todos…agarró el pupitre y lo aventó contra una pared…
Todos nos quedamos viéndolo asustados…nadie decía ni una palabra, era algo extraño e inusual en todos nuestros años anteriores de escolaridad, en eso se para al frente, y nos dice:- Bueno muchachos, yo soy su profesor guía, y el de biología también y la clase ha comenzado…

Para los nombres soy muy malo, pero ese profesor era llamado “Viruta”.
Era muy extraño, siempre rascándose sus partes íntimas delante de todos, y escupiendo en clase como si fuera la calle.

Viruta tenía el método de regalar cupones con puntos al que contestara algo bueno en el transcurso de las clases, y al final cada cupón lo canjeaba en puntos extra para la nota, esos cupones eran unos papelitos con la firma de él…al tiempo aprendimos a hacerlos igualitos por nuestra propia cuenta.

Luego a la par mía estaba sentado un chamaquillo bien chiquitillo, de ojos claros y pelo negro, que estaba todo tranquilo y sonriente, era el único que se veía así ese día, y con una serenidad me dice:

- Igual que el año pasado, yo ya sabía que iba a hacer eso, el ya ha sido profesor mío.

El nombre del compañero que me dijo eso, era Ricardo Retana Avendaño, el cuál en los años siguientes se hizo parte de uno de mis mejores compañeros de colegio que he tenido…su nombre tal vez no les diga nada, pero ahora es llamado @chuletta.

Habían profesores con características distintas, entre estos estaba “ETO”, se le llamaba así porque era de Matemáticas y siempre decía…”eto por eto, da eto, y si no da eto, eta mamado”.

Otro de mate creo que se llamaba Asdrúbal Brenes, era bastante estricto, cuando lo mandaba a uno a la pizarra a resolver un problema y si lo veía a uno que ni para adelante y ni para atrás hacía algo bueno, se enojaba y lo sentaba mejor, diciéndole que mejor se fuera a tomar una aguadulce para ver si se despertaba.
También estaba la de Artes plásticas llamada Zopilota, bueno así era el apodo, recuerdo que estaba bonita, así como la mejor de todas Marta Viria Pacheco, pero era la disque novia del profe de Estudios Sociales que le decían Checho.

A como íbamos creciendo los alumnos, creo que nos íbamos portando cada vez más mal, sobre todo yo, y eso no me llena de orgullo.
Era demasiado rebelde, vago, casi nunca llegaba a clases, me escapaba siempre, innumerables veces llegaba al día de un examen, sin saber de que era… no me iba muy bien que digamos, pero la verdad es que no se como pasaba.

Formamos un grupo de amigos que éramos parecidos en nuestra forma de pensar y molestar. Estaban los nombres de Cascante, Mejía y Parra…y al tiempo Retana quería formar parte de nosotros.

A decir verdad si lo queríamos meter, pero se nos ocurrió que realizara algunas pruebas para que pudiera formar parte de ese grupo tan selecto.

Entre estas pruebas estaban las de subirse a un ascensor que estuviera lleno de gente, y en medio de todos abriera un paraguas, otra prueba era la de hacerle señal a un taxi, y cuando parara solamente pedirle la hora.

Eran cosas así, creo que la última fue quitarle el salveque a un compañero para vacilarlo en la calle, en eso de que estábamos tirando el salveque por los aires, cayó en el techo de un auto y el compañero tuvo que salir corriendo detrás del carro para poder recuperar el salveque…mientras nosotros corríamos en dirección contraria muertos de la risa.

La persona que le hiciera algo malo a nuestro grupo, o cualquiera de nosotros, le dejábamos un papelito con nuestro símbolo, en señal de que ya estaba marcado para la venganza…casi siempre era la gente sapa y juega de viva, la que le tocaba esa venganza., solo eso hacíamos…dejar nuestro símbolo, y la primera maldad que pudiéramos cometer, se la aplicábamos…recuerdo cuando un sapazo tuvo que recoger su bulto, de la pila donde lavan los palos de piso, bien mojado y oliendo feo.

A cada rato nos escapábamos y nos íbamos a matar ratas cuando el parque Morazán tenía un lago con patos.
En esos matorrales, salían unas ratotas casi como gatos, y a puras pedradas las tratábamos de matar. Una vez encontramos un huevo de un pato, y nos fuímos al museo de Jade que quedaba en el décimo tercer piso del edificio del INS, y de una ventana de ese lugar lo lanzamos hacia la gente.

Éramos bien malos, hasta con los profesores que se dejaban.
Había una pobre profesora de Inglés, que por cachetona le decíamos “paperas”, muchas veces la profesora decía toda seria: 

-“Ok class, open your books in the second lesson”, nosotros entendíamos lo que decía, pero ya teníamos acordado entre varios decir: - Oigan , oigan, que levantemos la mano…(y todos levantábamos las manos)

- No class, your books, listen to me, your books…decía ella
- -Ah ya …(y levantábamos los libros)
- No, open your books please….
- Ah…que nos paremos? (y todos nos parábamos)

Cuando se enojaba, siempre decía: - Bueno clase, el que no quiera estudiar, ni estar aquí, que coja sus cosas y se vaya…ya es suficiente, dejen a los otros estudiar, pueden irse cuando quieran, yo no les pongo ausencia.
Ya con eso nos calmaba a todos.

Entre Retana, Mejía, Parra y yo, habíamos acordado, que para la próxima vez que dijera eso, nos íbamos a largar todos juntos.
Así que así fue la cosa…la siguiente semana:

- Open your books class… please
- Que nos quitemos la corbata…? (y todos con la corbata afuera…)

Así que inició con el discurso de que nos fuéramos de la clase…
Apenas terminó, nos quedamos viendo a ver quien era el primero en largarse…
Ricardo Retana fue el primero…se quedó esperando que los demás nos levantáramos, y nadie lo hizo…
Solo nos volvió a ver a todos y nos dijo un hasta luego…

Al cabo de un breve tiempo, me quedé pensando en porqué no nos levantamos.
Y me dije: 
-diay si…yo también me largo.
Me levanté, me despedí y salí del aula.

Afuera en la soda, me encontré con Retana, y me decía que porqué lo dejamos solo, que ya estaba acordado…que solo el se levantó, que éramos unos pendejos.
Tenía toda la razón…no era por estudiosos que nos quedamos ahí, fue por pendejos.
Pero al cabo de unos minutos, llegaron Parra y Mejía a la soda… y otros 2 minutos más salieron otros tres compañeros…al cabo de un rato, decidimos ir a ver por las ventanas al aula de Inglés.

Y de 40 alumnos que éramos, solamente 5 quedaban ese día en esa clase.
Claro los sapazos de siempre….

Será por esa razón, que el Inglés ahora lo mastico bien?… como si tuviera una chancleta entre los dientes?...
Haciendo loco


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